¿Es fácil distinguir el amor verdadero del enamoramiento? No. El
desenfreno al principio de una aventura romántica acarrea una marca para toda
la vida. Simplemente, trate de decirle a un joven sentimental y soñador de 16
años que no está realmente enamorado, que solamente está ilusionado. Él sacará
de repente su guitarra y te cantará una canción acerca del “verdadero amor”. Él
sabe lo que siente, y lo que siente es grato. Pero mejor disfruta el viaje en
la montaña rusa mientras dure, porque está predestinado a terminar.
¿Cuántas parejas jóvenes son vulnerables a enamorarse en la
primera cita y se encuentran atrapados en el matrimonio antes de que haya
progresado el vaivén de sus emociones desde su primer encuentro? Después,
despiertan una mañana sin un sentimiento claro y concluyen que el amor ha
muerto. En realidad, nunca estuvo en primer lugar. Ellos se engañaron por una
emoción “alta”.
He tratado de explicar estas características de “sube y baja” de
nuestra naturaleza psicológica a un grupo de cien parejas jóvenes casadas.
Durante el período de discusión, alguien preguntó a un hombre joven del grupo
por qué él se había casado tan joven, y él contestó: “Porque yo no supe de esa
línea ondulada hasta que era muy tarde”. ¡Ay! Esto es verdadero. Esa línea
ondulada tiene atrapado a más de un joven romántico.
La “línea ondulada” es manipulada hacia arriba y hacia abajo por
las circunstancias de la vida. Incluso cuando un hombre y una mujer se aman
profunda y genuinamente, ellos se pueden encontrar a sí mismos sobrecargados en
una ocasión y emocionalmente blandos en otra. Como verá, su amor no está
determinado por las altas y bajas, pero está subordinado a una entrega de sus
voluntades. La estabilidad viene de esta determinación incontenible de hacer
del matrimonio un éxito y mantener la llama resplandeciente a pesar de las
circunstancias.
Desafortunadamente, no todos están de acuerdo con el divinamente
inspirado concepto del matrimonio permanente. Hemos escuchado a la ilustre
antropóloga, la doctora Margaret Mead, abogar a favor del matrimonio a prueba
en los jóvenes; nosotros hemos hecho propaganda de aceptar el matrimonio
comunitario y el contrato matrimonial y la convivencia. Incluso nuestra música
ha reflejado nuestra búsqueda a tientas, sin propósito, de una relación
novedosa entre el hombre y la mujer.
Una idea tonta es que el amor romántico solo puede sobrevivir en
ausencia de un compromiso permanente. El cantante Glen Campbell tradujo su
pensamiento a la música en su una vez popular Gentle on my mind [Algo agradable
en mi pensamiento]. Parafraseando la lírica, él decía que el matrimonio no era
la firma en tinta de colores estampada en algún certificado de matrimonio, que
mantenía en su enrollada ropa de cama escondida detrás del sofá en su hogar de
enamorados; era sabido que él podía irse y dejarla en cualquier momento que
deseara, que ella no podía mantenerlo en su escondite. Había libertad de
abandonarla o mantenerla “agradable en su mente”.
Qué idea tan ridícula pensar que existe una mujer que puede
dejar a su amado ir y venir sin sentimientos de pérdida, rechazo o abandono.
Qué ignorante es el poder del amor (y el sexo) que hace de nosotros “carne”,
desgarrando y despedazando esa carne inevitablemente en el momento de la
separación.
Y, por supuesto, la canción del hermano Campbell no decía nada
del niño que va a nacer producto de aquella relación, cada uno preguntándose si
papá estará ahí mañana por la mañana; o si él ayudará a la mujer a pagar las
cuentas o bien vendrá por la vía de ferrocarril tomando sorbos de café y
pensando retrospectivamente en sus buenos pensamientos. Usted no podrá ver a
esta pequeña mujer parada en la entrada de la casa con sus niños, agitando un
pañuelo y diciendo: “Adiós, querido. Pasa por casa cuando puedas”.
Si un amor genuino está arraigado en un compromiso voluntario,
¿cómo uno puede saber cuándo este llega? ¿Cómo puede distinguirse de
enamoramiento temporal? ¿Cómo pueden ser interpretados los sentimientos si
estos son informales e inconstantes?
Hay solo una respuesta para esas preguntas: esto toma tiempo. El
mejor consejo que puedo darle a una pareja que considera el matrimonio (o
cualquier otra decisión importante) es este: no tomar decisiones que conforman
la vida rápida o impulsivamente, y cuando haya duda, deténgase un tiempo. Esta
no es una mala sugerencia, y todos podemos aprovecharla.
“Amor” a primera vista
Aunque algunos lectores no estén de acuerdo conmigo, el amor a
primera vista es física y emocionalmente imposible. ¿Por qué? Porque el amor no
es simplemente un sentimiento de emoción romántica; vas más allá de la
atracción sexual intensa; excede la emoción de “alcanzar” una posición social
alta. Son emociones que pueden ser desatadas a primera vista, pero no
constituyen el amor. Yo quisiera que el mundo entero conociera esta realidad.
Estos sentimientos temporales difieren del amor en que ellos han puesto su
mira. ¿Qué me sucede? ¡Esto es lo más fantástico que me ha pasado! ¡Creo que
estoy enamorado!
Usted ve, estas emociones son egoístas en el sentido de que
están movidas por nuestra propia gratificación. Tienen poco qué hacer por el
nuevo novio. Semejante no a una persona que está enamorada de otra, ¡sino a una
enamorada del amor! Y la diferencia entre las dos es enorme.
Las canciones populares en el mundo de la música revelan una
vasta ignorancia del significado del amor. Un inmortal número musical afirma:
“Antes de que el baile terminara, yo sabía que la amaba”. Yo me pregunto si el
cantante de boleros mantendría esto mismo mañana por la mañana. Otros
confiesan: “Yo no sé qué hacer”, entonces susurran: “¡Te amo!”. ¡Esta realmente
es la que más me ha impactado! La idea de un compromiso para toda la vida en
completa confusión parece un poco inestable, hasta en el mejor de los casos.
El verdadero amor, en contraste con el concepto popular, es una
expresión del más profundo aprecio por otro ser humano; es un gran conocimiento
de sus necesidades y anhelos por el pasado, presente y futuro. Es
desinteresado, bondadoso y ofrece protección. Y, créame, estas no son actitudes
de alguien enamorado a primera vista; sin embargo, caen en un foso.
Yo he desarrollado un gran amor por mi esposa a través de toda
la vida, pero no es algo espontáneo. Lo he cultivado y ese proceso toma tiempo.
Yo la conocí antes y pude apreciar la profundidad y la estabilidad de su
carácter, la pude conocer con los matices de su personalidad, los cuales ahora
aprecio. La familiaridad en la cual el amor ha florecido, simplemente no puede
ser generada en “una noche encantada… a través de un salón repleto”. No se
puede amar algo desconocido, no importa cuán atractivo, sexy o guapo sea.
¿Amor eterno?
El amor, incluso el amor genuino, es algo frágil. Tiene que
mantenerse y protegerse para sobrevivir. El amor puede perecer cuando un hombre
o una mujer trabajan los siete días de la semana, cuando no tienen tiempo para
una actividad romántica, cuando olvidan cómo hablarse el uno al otro. El lado
fuerte en una relación amorosa puede enfriarse por las presiones de la rutina
diaria, como yo lo experimenté durante los primeros tiempos de mi matrimonio
con Shirley. Yo trabajaba a tiempo completo y estudiaba en la universidad de
Carolina del Sur, tratando de terminar mi doctorado. Mi esposa enseñaba en una
escuela y mantenía nuestro pequeño hogar.
Recuerdo claramente la noche que comprendí lo que esa vida tan
ocupada le estaba haciendo a nuestra relación. Nos seguíamos amando, pero hacía
tiempo que nos faltaba el ánimo cálido y la cercanía. Mis libros de texto
fueron puestos al lado aquella noche, y salí a caminar. El semestre siguiente
no me comprometí tanto en la escuela y pospuse mis metas académicas para preservar
aquello que yo valoraba más.
¿En qué lugar usted pone su matrimonio en su escala de valores?
¿Le corresponde las sobras y los restos del ocupado programa, o es algo de gran
valor para ser preservado y apoyado? Puede morir si se deja desatendido.
Escrito por Dr. James Dobson – Tomado del libro: El amor
romántico de Unilit.
No hay comentarios:
Publicar un comentario