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martes, 18 de octubre de 2016

Afanes, oración y creer


El estrés es sin lugar a duda uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo. Los medios y los doctores hablan al respecto muy frecuentemente y toda una categoría de profesionales (psicoanalistas, psicólogos, terapistas, etc.) ha estado creciendo para ayudar a la gente a combatirlo. Sin embargo, sus “soluciones” –usualmente consejos, peor aún, píldoras que tal vez difieran un poco de las drogas comunes- no pueden dar una respuesta real al problema, y esto es porque ignoran lo que la Palabra de Dios dice sobre ello. Por lo cual, si nosotros tampoco queremos ser ignorantes, se necesita ver lo que la Palabra dice y eso es lo que haremos el día de hoy.
1. Filipenses 4:4-7
Aunque muchos pasajes de la Palabra tratan con el problema de la ansiedad, un vistazo solo a Filipenses 4:4-7 es suficiente para demostrarnos lo que Dios piensa al respecto. Ahí leemos:
Filipenses 4:4-7
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
El verso 4 nos llama a regocijarnos en el Señor y de hecho a regocijarnos, a estar contentos en Él, SIEMPRE. Como dice, el Señor “está cerca”, esto es, a nuestro alcance. Es por eso que “NO DEBEMOS ESTAR AFANOSOS POR NADA, sino sean conocidas nuestras peticiones delante del Señor en toda oración y ruego con acción de gracias”. Como puede ser obvio, la palabra “sino” que se usa en este pasaje, compara entre lo que no deberíamos, de hacer lo cual es estar afanosos y lo que deberíamos de hacer, lo cual es “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias”. Otro contraste también se hace con las palabras “nada” y “todo”. Así que, no debemos estar afanosos por NADA sino en TODA oración que nuestras peticiones sean conocidas delante de Dios. El resultado garantizado de estas instrucciones viene en el verso 7, donde se nos promete que si las seguimos “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Por lo cual, resumiendo, la solución que Dios sugiere al problema de la ansiedad es muy muy simple: consiste en un “no hacer”: “no estar afanosos” o ansiosos por nada. Un “qué hacer”: “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”, y el resultado que es la PAZ, y de hecho “la paz de Dios [la única verdadera paz], que sobrepasa todo entendimiento”.
2. 1 de Pedro 5:7
El pasaje anterior de Filipenses 4 no es el único que trata con el problema de los afanes. 1 de Pedro 5:7 trata con el mismo problema. Ahí leemos:
1 de Pedro 5:7
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
El tomar algo que estar sobre ti y echarlo encima de alguien más requiere una acción. Es eso exactamente lo que Dios pide que hagamos con nuestros afanes1: en vez de aguantarlos nosotros mismos, nos pide que hagamos algo, no que nos preocupemos por ellos, sino que los echemos sobre Él. Y no solamente unos pocos afanes, solo los más importantes, sino TODOS NUESTROS AFANES. “ECHA TODOS TUS AFANES SOBRE ÉL, PORQUE ÉL SE PREOCUPA POR TI” dice la Palabra. Además, en otra parte dice:
Salmo 55:22
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.”
Por lo cual, obviamente la pregunta no es si Dios cuida de nosotros ni si Él desea ser nuestro “portador de cargas” sino si TENDREMOS LA HUMILDAD “humillarnos a nosotros mismos bajo la mano de Dios….. echando todas nuestras cargas sobre Él) echar todos nuestros afanes SOBRE ÉL, exactamente como nos exhorta.
3. Mateo 6:25-34
Aparte de los pasajes anteriores, que conciernen al problema de los afanes, Mateo 6:25-34 también trata con el tema. Ahí dice:
Mateo 6:25-34
“Por tanto os digo: No os afanéis [griego: “merimno” la misma palabra que en Filipenses 4:6 y 1 de Pedro 5:7] por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Agua, comida y ropa son unas de nuestras necesidad físicas más básicas. Sin embargo, no somos los únicos que sabemos eso. ¡DIOS también lo sabe! Es por eso que nos dice a través del Señor Jesucristo: “no se afanen”, diciendo: “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”……… pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas2”. Y si alguno pregunta qué vamos a hacer en lugar de preocuparnos, el verso 33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Como también Mateo 7:7-11 dice:
Mateo 7:7-11
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
¿Quién es aquel que encuentra? ¿Quién es aquel al que se le abrirá? ¿A quién dará Dios cosas buenas? A aquellos que se las PIDEN, a aquellos que tocan a Su puerta. De nuevo, por lo tanto, como en 1 de Pedro 5:7, también ahí la pregunta no es si Dios está dispuesto a hacer algo y cubrir nuestras necesidades, sino si NOSOTROS haremos algo no preocupándonos sino orarando (eso es lo que tenemos que hacer, más lo que Dios tal vez nos pida que hagamos), echando todos nuestros afanes sobre Él. Su trabajo es el actuar, dándonos lo que le hemos pedido en oración y aún más (Efesios 3:20), Si por su puesto lo que hemos orado está de acuerdo a Su voluntad.
4. 1 de Juan 5:14-15
En cuanto a lo anterior (esto es, la alineación de lo que le pedimos a Dios con Su voluntad) 1 de Juan 5:14-15 nos dice:
1 de Juan 5:14-15
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”
Este pasaje no dice que “si le pedimos cualquier cosa Él nos oye” sino que “si le pedimos cualquier cosa DE ACUERDO A SU VOLUNTAD, Dios nos oye”. Por lo tanto, para que nuestra oración sea escuchada es necesario que lo que oremos este alineado con la voluntad de Dios, la cual es como Romanos 12:2 dice: “BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA”. Así que, es necesario conocer la voluntad de Dios para así saber lo que podemos esperar de Él. Y para conocer la voluntad de alguien, éste tiene primero que hacérnosla saber de alguna manera, así también para conocer la voluntad de Dios, Él tiene que hacérnosla saber, ya sea a través de la Biblia, Su palabra escrita, o a través del Espíritu Santo que Él nos dio cuando nacimos de nuevo. En cuanto a lo anterior, cuando por ejemplo dice que no debemos afanarnos por qué comer o tomar, o vestir sino buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las cosas nos serán añadidas, nos da la voluntad de Dios en cuanto a los afanes y a las prioridades: pon a Dios primero, nos dice, no te afanes por nada; más bien, echa todas tus cargas sobre Él, y “todas las cosas te serán añadidas”. Lo mismo sucede también con muchas otras cosas que tienen aplicación general para todos, tales como salvación, manifestaciones del espíritu, sanidad, etc. Para esas y para cualquier cosa que la correctamente dividida Palabra de Dios define como la voluntad de Dios, no es necesario esperar a que Dios venga y nos la anuncie en privado que podremos tenerlas porque YA LAS HA ANUNCIADO EN SU PALABRA.
Sin embargo, aparte de las cosas que tienen aplicación general y están completamente cubiertas por la Palabra de Dios escrita, la Biblia, también hay otras, cosas especiales, que debido a su carácter especial no están cubiertas por ella. Como por ejemplo, la Palabra de Dios, aparte de algunas guías generales sobre lo que en general debemos de esperar3, no me dice que determinado trabajo es para mi, o que debo ir a tal cual lugar mañana para hacer tal o cual obra de Dios ahí. Entonces, ¿cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios en estas o cosas similares a estas? La respuesta es A TRAVÉS DEL ESPÍRITU QUE NOS DIO para comunicarse con nosotros. Dios no está solamente en la Biblia, como muchos cristianos creen. También está en nosotros a través del espíritu que Él nos dio y el cual se manifiesta a través de las nueve formas enumeradas en 1 de Corintios 12:8-10. Las cuales son: palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, dones de sanidad, hacer milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas. De estas nueve manifestaciones, aquellas de palabras de conocimiento y sabiduría nos han sido dadas específicamente para conocimiento y sabiduría en situaciones, que de otro modo sería imposible de adquirir mediante los cinco sentidos. Así que, si quiero saber si es la voluntad de Dios obtener tal o cual trabajo, debería de acudir a mi Padre, discutir el asunto con Él y Él me hará saber si es sabio o no el tomar ciertas opciones que puedo estar considerando tomar.
Como en Santiago 1:5 dice:
Santiago 1:5
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
Dios generalmente quiere (esa es Su voluntad) que acudamos a Él y recibamos sabiduría abundantemente y sin reproche.
Entonces, para concluir: Dios en ningún lugar nos dice que toda Su voluntad está escrita en su Palabra, como mucha gente sostiene. Una gran parte de ella que tiene una aplicación general para todos y que todos necesitamos está ahí. Hay cosas que son especiales y no pueden ser cubiertas por la Palabra escrita. Esas incluyen una gran parte de nuestras decisiones diarias y Dios ciertamente tiene voluntad para con ellas. En verdad tiene voluntad para todo lo que hacemos y la manera de encontrarlo, si por supuesto no está ya escrito en la Biblia, es mediante el pedirle que nos la muestre, que nos la revele a través de Su espíritu. Regresando a 1 de Juan 5:14-15, tenemos que asegurarnos, a través de la palabra escrita y/o hablada de Dios cuál es Su voluntad sobre las cosas que le estamos pidiendo. Si lo que le estamos pidiendo está alineado con Su voluntad, podemos estar seguros que sucederá si confiamos en Él. No obstante, si no está alineado con Su voluntad, entonces 1 de Juan 5:14-15 pone en claro que…. afortunadamente eso no se llevará a cabo.
5. “Pidiendo en fe”
Ya examinamos previamente Santiago 1:5 que habla sobre pedirle sabiduría a Dios. Continuando con el mismo pasaje leemos:
Santiago 1:5-8
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
Como vimos en la parte anterior, para que alguien reciba de Dios es necesario i) pedirle ii) que lo que se pide este alineado con Su voluntad. Ahora, además de eso, se agrega una condición más, fe. Como el pasaje anterior nos dice que si un hombre no le pide a Dios con fe no va a recibir nada de Él. Ahora, en cuanto al significado de la fe, la frase “pero pida con fe, no dudando nada” (Santiago 1:6) pone a la fe y a la duda en oposición. Así que, cuando confiamos en Dios tenemos fe y cuando dudamos de Él no tenemos fe. Por lo cual, la fe es la confianza que tenemos en Dios mediante la cual le damos permiso de actuar en nuestras vidas. La falta de fe no minimiza el poder de Dios para ayudarnos. Dios tiene el mismo poder aunque tengamos fe o no. Entonces, si le permitimos utilizar Su poder en nuestras vidas depende de la confianza que pongamos en Él. No le abres la puerta a alguien si no confías en él. De igual modo, no permites que Dios entre y actué si no confías en Él, esto es, si no le crees.
Como en Mateo 13:58 característicamente nos dice, cuando Cristo fue a su propio país, “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. Por supuesto que Cristo podía hacer las mismas obras ahí así como hizo en otros lugares. Pero la gente de esa área lo permitió, debido a su incredulidad.
Cambiando ahora a la magnitud de fe que se necesita para recibir de Dios, Mateo 17:20 pone en claro que aun la más mínima creencia es suficiente para las cosas más grandes. Ahí leemos:
Mateo 17:20
“si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará y nada os será imposible.”
Y Marcos 11:24 también nos dice:
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”
De acuerdo a Bullinger y Zodhiates la frase “semilla de mostaza” es una frase proverbial que denota a “la más pequeña particula4.” Así que, de acuerdo a Jesús, fe aun tan pequeña como una semilla de mostaza, es suficiente para mover montañas y hacer que suceda cualquier cosa que le pidamos a Dios SI ( y aquí hay un Si muy grande), como en 1 de Juan 5:14-15 nos dice, que lo que pedimos está alineado con la voluntad de Dios. Esta última condición es la que muchas veces no se toma en cuenta, y nos preocupamos porque no recibimos “cualquier cosa que hayamos pedido cuando oramos”, aunque oremos y creamos. Sin embargo, no es suficiente orar y creer en algo. También se necesita que lo que ores y creas SEA LA VOLUNTAD DE DIOS. Si en verdad es la voluntad de Dios entonces con un poco de creencia así como una semilla de mostaza es suficiente para que sea hecho. Si sin embargo, no está alineado a la voluntad de Dios, incluso la creencia más grande no causará nada, por lo menos del lado de Dios.
Por lo cual, la ecuación no es “creer=recibir” sino “creo LO QUE YA SE QUE ES LA VOLUNTAD DE DIOS, y lo recibo”. De ese modo, la fe no es un proceso mediante el cual me persuado a mí mismo diciéndome que lo que voy a recibir de Dios es cualquier cosa que se me haya ocurrido. Más bien, es mi confianza en Él, expresada mediante mis actos a través de los cuales llevo a cabo lo que YA SE QUE ES SU VOLUNTAD. Por lo cual, incluso si el Señor me dice que algo no es Su voluntad y por eso no hago nada, si en verdad sigo Su instrucción y no hago nada, entonces le he creído. Para ello, primero tienes la Palabra, la voluntad de Dios (escrita o hablada) para algo y LUEGO lo crees y actúas de acuerdo a lo que dice.
6. Salmo 66:18
Finalmente, concluyendo este artículo me gustaría referirme a una razón más la cual, de acuerdo a la Biblia, puede silenciar a Dios ante las oraciones de alguien. Viene en el Salmo 66:18, donde leemos:
Salmo 66:18
"Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado."
Como podemos ver, si el corazón del hombre guarda iniquidad Dios guarda silencio ante sus oraciones. Como Pedro muy característicamente le dijo a Simón el hechicero:
Hechos 8:21-22
“No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón…”
A Dios le interesa el CORAZÓN, porque solo ahí Él puede habitar. Si un corazón no es recto ante Sus ojos sino malo, ciertamente no es un lugar apropiado para Él. Como en Proverbios 15:29 dice:
Proverbios 15:29
“Jehová está lejos de los impíos; Pero él oye la oración de los justos.”
Por supuesto que hay gente mala e impía por ahí. Y la razón por la que agrego esta parte es porque probablemente algunos de ellos crucen en nuestro camino. Así que si alguien nos dice que no recibe del Señor, una razón probable (pero no la única) es porque en su corazón puede haber iniquidad y maldad, y Dios no escucha a tales personas.
7. Conclusión
En este artículo examinamos el tema de los afanes así como lo que la Palabra de Dios dice sobre ellos. Como vimos: Dios no quiere que nos afanemos por nada sino que pongamos todos nuestros afanes en Él a través de la oración. Además de eso, también vimos que lo que le pidamos a Dios debe estar de acuerdo con su buena, aceptable y perfecta voluntad. Dios no tiene y no nos da cosas de segunda. Su voluntad es perfecta, y lo que tiene para nosotros es PERFECTO también (Santiago 1:17). Para concluir entonces:
Proverbios 3:5-8
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.”


Honra a tu padre y a tu madre


En Éxodo 20 vienen los 10 mandamientos que Dios le dio al pueblo de Israel. El quinto (Éxodo 20:12) es sobre los padres:


Éxodo 20:12
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”
Dios le ordenó al pueblo de Israel que HONRARA a su padre y a su madre. ¿Qué significa “honra a tu padre y a tu madre? A continuación les presento lo que un comentarista define:
“Ese fue un mandamiento sencillo de Dios, escrito con su propia mano, y entregado por Moisés a ellos; era de naturaleza moral, y obligación eterna: y para que se entienda mejor, no se refiere solamente a esa alta estima en la que los hijos llevan a sus padres en el corazón, y al lenguaje respetuoso, gestos adecuados que se usan hacia ellos, así como la alegre obediencia que se les rendirá; sino también se refiere al honrarlos con su substancia, alimentándolos, vistiéndolos y supliéndoles con lo necesario para la vida, cuando estén en necesidad; lo cual es por todo el servicio, por todo el cuidado, gasto y problemas que se les han presentado, así como el haberlos criado en este mundo” (John Gill's Exposition of the Entire Bible, Dr. John Gill 1690-1771)
El honrar a los padres involucra alta estima, reverencia y ayuda. Significa el estar ahí al pendiente de ellos, cuidarlos. En comparación con los otros mandamientos, donde no se adjunta directamente alguna promesa específica, Dios, al dar este mandamiento también agregó una promesa determinada. Dijo: “honra a tu padre y a tu madre , para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. Pero no terminó ahí. En Deuteronomio 5:16 viene el mismo mandamiento pero con una promesa adicional adjunta:

Deuteronomio 5:16
“Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.”
Pablo repite el mismo mandamiento en Efesios 6:2-3

Efesios 6:2-3
“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”

Pablo dice que ese “es el primer mandamiento con promesa”. El primer mandamiento que Dios dio y el cual contenía una promesa era ¡el mandamiento de honrar a los padres! Y en verdad ¡qué promesa! ¡Se prolongarán tus días y te irá bien! ¿Te gustaría vivir mucho tiempo en la tierra? ¿Quieres que te vaya bien? Bueno, aquí hay algo para ti: honra a tus padres y eso es lo que sucederá.

Como en el caso de otros mandamientos, así también en este, Dios dice lo que pasaría si alguien no lo guarda. Jesús resumió ambos, el mandamiento y lo que pasaría si no se guardase, en Marcos 7:

Marcos 7:10
“Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.”

El verbo “maldecir” es el verbo en griego “kakologeo” que significa “hablar maldad”. Cualquiera que hable maldad en contra de su padre o su madre iba a morir.
Para ver un ejemplo de no honrar a los padres, continuemos en el pasaje anterior de Marcos:

Marcos 7:11-13
“Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.”

La palabra “Corbán” es una palabra en hebreo que significa “regalo ofrecido a Dios”. Esta palabra, por ejemplo, se usa en Levítico 1:2, que dice:

Levítico 1:2
“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.”

La palabra ofrenda aquí es la palabra Corbán que el Señor usó hablando a aquellos judíos que no honraron a sus padres. Básicamente lo que esos judíos decían a sus padres era “cualquier cosa con la que te puedas beneficiar de mi: mi propiedad, mi ingreso, es Corbán, esto es, dedicado a Dios y no te lo puedo dar”. Este era un juramento que acostumbraban hacer para no ayudar a los padres. Hacían juramentos dedicando todo a Dios, y por lo tanto podían alegar que no tenían nada para ayudar y de ese modo no tenían obligación para tal apoyo hacia sus padres. Como Barnes explica:

“Si una vez habiendo dedicado su propiedad declaró que era “Corbán”, o un regalo para Dios - no era correcto, ni siquiera utilizar dicho bien, para apoyar a algún padre. Si algún padre estaba en necesidad o pobreza, y tenía que pedirle al hijo ayuda, y el hijo respondía, incluso molesto, “está dedicado a Dios; esta propiedad que necesitas y la cual te puede ayudar a beneficiarte de mi, es “Corbán” - se la he dado a Dios -” los judíos decían que la propiedad no se podía reclamar, y el hijo no estaba obligado a ayudar al padre con ella.
 El hijo ya había hecho algo más importante habiéndosela dado a Dios. El hijo estaba libre. No se le podía pedir que hiciera nada por su padre después de eso. Y de ese modo, podría, en algún momento, librarse a sí mismo de la obligación de obedecer a su padre o a su madre (Albert Barnes´ Notes on the Bible, Albert Barnes (1798-1870))
Nuestro Señor Jesucristo condenó el uso de la excusa de “Corbán” - ofrenda a Dios- para evitar ayudar a los padres.

Para resumir:

Es un mandamiento de Dios el honrar a nuestros padres con todo lo que ese honor pueda incluir. El mandamiento de honrar a nuestros padres es el primer mandamiento con promesa y en verdad qué promesa: ¡Vivir mucho en la tierra y que te vaya bien! ¡La mayoría de la gente no querría nada mas que esto! Bueno, esa es la promesa. ¡No es incondicional! Es condicional y será otorgada a aquellos que honren a sus padres. Este mandamiento era tan importante que el que hablara algo malo sobre sus padres iba a morir. Si, hoy vivimos bajo la era de la gracia pero el mandamiento del Señor y Su promesa están ahí. Y el reto está ahí para nosotros también:

Efesios 6:2-3
“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”


viernes, 7 de octubre de 2016

Consejos sabios para los casados



“Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor [...]. Esposos, continúen amando a sus esposas.” (EFESIOS 5:22, 25.)
1. ¿Cuál es la forma correcta de ver el matrimonio?
JESÚS indicó que el matrimonio es la institución divina que une al hombre y a la mujer convirtiéndolos en “una sola carne” (Mateo 19:5, 6). Supone, por tanto, que dos individuos de diferentes personalidades aprendan a cultivar intereses comunes y persigan los mismos objetivos. Se trata de un compromiso para toda la vida, no un acuerdo temporal que pueda romperse a la ligera. Aunque en muchos países no es difícil obtener el divorcio, a los ojos del cristiano el vínculo conyugal es sagrado, y solo puede ponérsele fin por una razón muy seria (Mateo 19:9).
2. a) ¿Con qué ayuda cuentan los matrimonios? b) ¿Por qué es importante esforzarse por tener un buen matrimonio?
Cierta consejera matrimonial dijo: “El buen matrimonio experimenta cambios continuos, pues refleja las nuevas situaciones, se encara a los problemas que surgen y se vale de los recursos a su alcance en cada etapa de la vida”. Entre los recursos de que disponen los cónyuges cristianos figuran los sabios consejos de la Biblia, el apoyo de los hermanos espirituales y una estrecha relación con Jehová basada en la oración. El buen matrimonio perdura, y a lo largo de los años, reporta felicidad y satisfacción. Y lo que es más importante, honra a su Fundador, Jehová Dios (Génesis 2:18, 21-24; 1 Corintios 10:31;Efesios 3:15; 1 Tesalonicenses 5:17).

Imitemos a Jesús y a su congregación
3. a) ¿Cómo resumiríamos el consejo de Pablo a los matrimonios? b) ¿Qué buen ejemplo nos dio Jesús?
Hace dos mil años, el apóstol Pablo ofreció este sabio consejo a las parejas cristianas:“Como la congregación está en sujeción al Cristo, así también lo estén las esposas a sus esposos en todo. Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella” (Efesios 5:24, 25). ¡Qué comparaciones tan bellas! Las mujeres cristianas que se sujetan humildemente a sus maridos imitan a la congregación al reconocer y acatar el principio de autoridad que enseña la Biblia. Por otra parte, los esposos creyentes que no dejan de querer a sus esposas, tanto en las épocas favorables como en las adversas, demuestran que siguen con esmero el ejemplo de Cristo, que amó y cuidó a la congregación.
4. ¿Cómo pueden seguir los esposos el ejemplo de Jesús?
El esposo cristiano es cabeza de su familia, pero no puede olvidar que Jesús es, a la vez, su cabeza (1 Corintios 11:3). Por consiguiente, en imitación de Cristo, quien cuidó a la congregación, el esposo atiende con cariño a su casa de manera espiritual y física, aun cuando ello implique sacrificio personal. Antepone el bienestar de los suyos a sus propios deseos y preferencias. Jesús dijo: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos” (Mateo 7:12). Esta máxima es aplicable sobre todo en el matrimonio. Pablo así lo subrayó al decir: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos [...], porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia” (Efesios 5:28, 29). El hombre ha de alimentar y cuidar a la mujer con la misma diligencia con la que se atiende a sí mismo.
5. ¿Cómo puede la esposa imitar a la congregación cristiana?
Las mujeres devotas tienen como referente a la congregación cristiana. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, sus discípulos no dudaron en poner a un lado sus intereses y seguirlo. Tras la muerte de su Maestro continuaron sujetos a él, y durante los pasados dos mil años, la auténtica congregación cristiana ha permanecido sujeta a Cristo y ha acatado su guía en todas las cosas. La esposa cristiana, de igual modo, no desdeña a su cónyuge ni resta importancia al principio de autoridad que establece la Biblia para los matrimonios. Al contrario, es sumisa a su esposo, lo apoya, coopera con él y, por ende, lo anima. Si ambas partes se comportan de forma tan amorosa, sin duda disfrutarán de un matrimonio feliz.

“Continúen morando con ellas”
6. ¿Qué aconsejó Pedro a los esposos, y por qué es importante?
El apóstol Pedro también aconsejó a los matrimonios, en especial a los esposos, al decirles: “Continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas” (1 Pedro 3:7). De las últimas palabras del versículo se desprende la seriedad de su exhortación: si el esposo no honra a su esposa, se perjudicará su relación con Jehová y se obstaculizarán sus oraciones.
7. ¿Cómo debe el esposo honrar a su esposa?

¿Cómo puede el esposo honrar a su esposa? Tratándola con amor, respeto y dignidad. Esta forma cariñosa de atenderla sería nueva para muchas personas del siglo primero. Un helenista escribe al respecto: “Bajo las leyes romanas la mujer no tenía derechos. Legalmente era siempre una niña [...,] enteramente sujeta al esposo y [...] a merced de éste”. ¡Qué gran contraste con las enseñanzas bíblicas! El cristiano daba el debido honor a su esposa. La trataba según los principios cristianos, y no a su antojo. Aún más, era considerado con ella “de acuerdo con conocimiento” y tomaba en cuenta que era un vaso más débil.

martes, 4 de octubre de 2016

Los Siete “YO SOY” de Jesus

Los Siete “YO SOY” En El Evangelio Según Juan
Monday, January 25th, 2010

Hace algún tiempo hicimos un estudio sobre los Siete Milagros en el Evangelio según Juan. En ese estudio mostré que el enfoque del Evangelio según Juan es el ministerio del Señor en Judea, y realmente, solo abarca los últimos 21 días del mismo. (Los otros evangelios están principalmente dedicados al ministerio en Galilea el cual es anterior a este.) Un total de 10 capítulos del Evangelio según Juan (del 13 en adelante) se dedican a la última semana en la vida del Señor, y cuando tomamos en cuenta que el día judío empieza al atardecer, 1/3 de los 879 versículos se dedican al día de Su muerte.
Los primeros 11 capítulos definen el ministerio del Señor por medio del uso selectivo que hace Juan de siete milagros, siete “YO SOY”, y siete discursos. En el artículo sobre los “milagros” yo mostré que al tomarlos en el orden en que son presentados y al combinarlos con el significado simbólico detrás de cada milagro, en una manera resumida podemos encontrar toda la historia del Evangelio, la cual les ofrezco seguidamente. Los números representan los siete milagros en el orden dado.
Desde la forma fría, muerta y vacía de la religión del hombre, hasta una relación viva y gozosa (1), es que somos salvos por la gracia por medio de la fe (2), y no por nuestras obras inútiles (3), y hacia Su cuidado y provisión sobrenaturales (4). Con nuestros ojos puestos en Él y no en el mundo es que logramos lo sobrenatural (5), recibimos la sabiduría del Espíritu Santo (6), y somos restaurados de Muerte a Vida (7).
Entonces miremos ahora los siete “YO SOY” para ver qué es lo que nos dicen. Aquí está el primero.

1.- El Pan de Vida

Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Juan 6:35).
El contexto era el maná en el desierto (Éxodo 16:13-18). Con esta declaración nos damos cuenta que se trataba de un modelo del Mesías. Cualquiera que come de Él nunca más sentirá hambre espiritual. Como el maná de Éxodo 16, cada persona que lo busca lo encontrará (Mateo 7:7-8), pero cada uno de nosotros tiene que encontrar al Señor por sí mismo. Nadie lo puede recibir por nosotros, tampoco lo podemos recibir por alguien más. Todos recibimos una cantidad suficiente de Él para nuestra salvación. A nadie le hace falta, como a nadie le sobra.
En cuanto a nuestra sed, recordemos que Jesús le dijo a la mujer samaritana en el pozo que el agua que Él le ofrecía aplacaría su sed para siempre. Al señalar el Pozo de Jacob, frente al que se encontraban, Él dijo, “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:13-14).
Y luego en ese último día de la gran Fiesta de los Tabernáculos, Jesús, estando de pie, expresó con voz fuerte, “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37-39).
El salmista escribió, Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía (Salmo 42:1). En Jesús se satisface nuestra hambre espiritual y nuestra sed espiritual es aplacada. Una vez que tenemos el Espíritu Santo, nuestra búsqueda por la plenitud espiritual termina y nunca más necesitaremos de algún otro sostenimiento. El agujero hecho por Dios en nuestro corazón finalmente se ha llenado.

2.- La Luz Del Mundo
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12).
Literalmente esto significa que aquellas personas que se unen a Jesús como uno de Sus discípulos, no serán ignorantes de los asuntos espirituales sino que tendrán el poder para entender de forma específica, la verdad espiritual que lleva a la vida eterna. Cuando tomamos el tiempo para aprender y aplicar estas verdades en fe, descubrimos que el viejo dicho es cierto. Cualquiera que sea la pregunta espiritual, Jesús es la respuesta.
¿Está usted sintiéndose lastimado o se siente desanimado? ¿Está sobrecogido por las preocupaciones de la vida?
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús… Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:4-7, 19).
¿Se encuentra usted cargado de culpa por sus pecados?
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
¿Tiene problemas monetarios?
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38). “[Seréis] enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios” (2 Corintios 9:11).
¿O tiene problemas de salud?
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:14-16).
Lo diré de nuevo. Cualquiera que sea la pregunta espiritual, Jesús es la respuesta.

3.- La Puerta
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9).
Esto hace referencia al Reino y nos recuerdan las palabras del Salmo 23, “En lugares de delicados pastos me hará descansar”. La salvación se encuentra por medio de Jesús. Él es la puerta al Reino. Habiendo entrado a través de Él tendremos la libertad de entrar y salir cuando nos plazca, morando en un estado de paz en medio de la abundancia. Ciertamente el bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida, y moraremos en la casa del Señor para siempre.

4.- El Buen Pastor
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).
Nadie espera que las ovejas se cuiden a sí mismas. Sus dueños contratan pastores para cuidarlas. El trabajo de un pastor es responsabilizarse por la seguridad y cuido del rebaño. Muchos pastores solamente asumen esa responsabilidad hasta el punto en que esta atenta contra su propia seguridad, decidiendo que su vida vale más que la de las ovejas. Son muy pocos los que arriesgan sus vidas para proteger sus ovejas, pero nuestro Pastor, a sabiendas y conscientemente, murió por nosotros, porque no había otra manera de hacerlo.

5.- La Resurrección Y La Vida
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26).
Esta es una declaración increíble. El Señor ya había dicho que cualquiera que creyera en Él no moriría sino que tendría vida eterna (Juan 3:16). Pero aquí Él nos da más detalles al decir que a pesar de que un creyente muera físicamente, aun tendrá vida eterna. Él se refería a la resurrección de todas aquellas personas que mueren en fe. Y luego Él dijo que habrá algunas personas que nunca morirán, sino que pasarán de esta vida directamente a la otra. Si no supiéramos sobre el Rapto, no podríamos entender esto, pero ya que lo sabemos entonces podemos entender que Él estaba hablando sobre una generación que estará viva cuando Él venga por Su Iglesia, y que será cambiada de mortal a inmortal sin tener que morir antes. Y una vez más el Señor confirmó que la única calificación para la vida eterna es la de creer que Su muerte pagó por todo el precio de nuestros pecados.

6.- El Camino, Y La Verdad, Y La Vida
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
No existe ninguna otra manera de llegar a la presencia de Dios que la de aceptar la muerte del Señor como pago total por nuestros pecados. Como lo dijo Pedro,“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Jesús es el único remedio provisto por Dios para el problema del pecado del hombre. Él es el único camino para la vida eterna. Esta es la verdad de la Palabra de Dios.

7.- La Vid
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Es importante que entendamos que la salvación no es un evento de producir frutos, por lo que en esta declaración Jesús estaba hablando acerca nuestra vida después de que hemos sido salvos. Claro, un incrédulo no produce frutos, y aun después que recibimos la salvación, los creyentes automáticamente no producen frutos. Pero si le entregamos nuestra vida a Él (Romanos 12:1-2) y respondemos al llamado del Espíritu Santo que Él envió para guiarnos (Juan 14:26) sí podemos producir muchos frutos.

Sino nuestras vidas no serán productivas porque sin Él no podemos hacer nada que tenga un valor espiritual. Aun seremos salvos, pero no seremos de más uso en la obra del Reino que las ramas, o pámpanos, que el agricultor poda en tiempo de la siega. Pablo lo confirma en 1 Corintios 3:12-15.
El creyente sin frutos será salvo, pero como uno que ha escapado del fuego.
Este no es un asunto de éxito o de fracaso desde el punto de vista del mundo. Es un asunto de motivos. Muchos de nosotros verán sus mejores logros ser quemados en el fuego porque los obtuvimos con motivos equivocados, como la auto satisfacción, o para obtener el reconocimiento de los demás, o aun por el deseo de “tener puntos” con Dios. Solamente aquellas cosas que son provocadas por el Espíritu Santo en las que nuestro único motivo es la gratitud por todo lo que se nos ha dado permanecerán. “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5).
Estos son los siete “Yo soy” en el Evangelio según Juan. Como los milagros, estos revelan el Evangelio, pero ahora el mensaje concierne lo que sucede después de la salvación. Yo le llamo la segunda parte del mensaje del Señor a nosotros.
Jesús es el único que nos sustenta espiritualmente (1). Por medio de Él obtenemos entendimiento y sabiduría espiritual para poder vivir (2). Él nos ha dado entrada libre al Reino (3), al haber pagado el precio de nuestra entrada con Su vida (4). Ya sea que muramos antes del Rapto o que seamos tomados en vida en el mismo, Él nos ha garantizado nuestra vida eterna con Dios (5). Él es el único que puede hacer esto (6) y por el resto de nuestra vida en la Tierra, las cosas que hagamos por Su poder, producto de nuestra gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros, son las únicas que importan (7). Selah. 23/01/10.