Los Siete “YO SOY” En El Evangelio Según
Juan
Monday, January 25th, 2010
Hace algún tiempo hicimos un estudio sobre los
Siete Milagros en el Evangelio según Juan. En ese estudio mostré que el enfoque
del Evangelio según Juan es el ministerio del Señor en Judea, y realmente, solo
abarca los últimos 21 días del mismo. (Los otros evangelios están
principalmente dedicados al ministerio en Galilea el cual es anterior a este.)
Un total de 10 capítulos del Evangelio según Juan (del 13 en adelante) se
dedican a la última semana en la vida del Señor, y cuando tomamos en cuenta que
el día judío empieza al atardecer, 1/3 de los 879 versículos se dedican al día
de Su muerte.
Los primeros 11 capítulos definen el ministerio del
Señor por medio del uso selectivo que hace Juan de siete milagros, siete “YO
SOY”, y siete discursos. En el artículo sobre los “milagros” yo mostré que al
tomarlos en el orden en que son presentados y al combinarlos con el significado
simbólico detrás de cada milagro, en una manera resumida podemos encontrar toda
la historia del Evangelio, la cual les ofrezco seguidamente. Los números
representan los siete milagros en el orden dado.
Desde la forma fría, muerta y vacía de la religión
del hombre, hasta una relación viva y gozosa (1), es que somos salvos por la
gracia por medio de la fe (2), y no por nuestras obras inútiles (3), y hacia Su
cuidado y provisión sobrenaturales (4). Con nuestros ojos puestos en Él y no en
el mundo es que logramos lo sobrenatural (5), recibimos la sabiduría del
Espíritu Santo (6), y somos restaurados de Muerte a Vida (7).
Entonces miremos ahora los siete “YO SOY” para ver
qué es lo que nos dicen. Aquí está el primero.
1.- El Pan de Vida
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí
viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Juan 6:35).
El contexto era el maná en el desierto (Éxodo
16:13-18). Con esta declaración nos damos cuenta que se trataba de un
modelo del Mesías. Cualquiera que come de Él nunca más sentirá hambre
espiritual. Como el maná de Éxodo 16, cada persona que lo busca lo encontrará (Mateo
7:7-8), pero cada uno de nosotros tiene que encontrar al Señor por sí
mismo. Nadie lo puede recibir por nosotros, tampoco lo podemos recibir por
alguien más. Todos recibimos una cantidad suficiente de Él para nuestra
salvación. A nadie le hace falta, como a nadie le sobra.
En cuanto a nuestra sed, recordemos que Jesús le
dijo a la mujer samaritana en el pozo que el agua que Él le ofrecía aplacaría
su sed para siempre. Al señalar el Pozo de Jacob, frente al que se encontraban,
Él dijo, “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas
el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua
que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan
4:13-14).
Y luego en ese último día de la gran Fiesta de los
Tabernáculos, Jesús, estando de pie, expresó con voz fuerte, “Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de
recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37-39).
El salmista escribió, Como el ciervo brama por las
corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía (Salmo 42:1).
En Jesús se satisface nuestra hambre espiritual y nuestra sed espiritual es
aplacada. Una vez que tenemos el Espíritu Santo, nuestra búsqueda por la
plenitud espiritual termina y nunca más necesitaremos de algún otro
sostenimiento. El agujero hecho por Dios en nuestro corazón finalmente se ha
llenado.
2.- La Luz Del Mundo
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz
del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de
la vida (Juan 8:12).
Literalmente esto significa que aquellas personas
que se unen a Jesús como uno de Sus discípulos, no serán ignorantes de los
asuntos espirituales sino que tendrán el poder para entender de forma
específica, la verdad espiritual que lleva a la vida eterna. Cuando tomamos el
tiempo para aprender y aplicar estas verdades en fe, descubrimos que el viejo
dicho es cierto. Cualquiera que sea la pregunta espiritual, Jesús es la
respuesta.
¿Está usted sintiéndose lastimado o se siente
desanimado? ¿Está sobrecogido por las preocupaciones de la vida?
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo:
¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está
cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús… Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:4-7, 19).
¿Se encuentra usted cargado de culpa por sus
pecados?
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
¿Tiene problemas monetarios?
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada,
remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con
que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38). “[Seréis] enriquecidos en todo
para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias
a Dios” (2 Corintios 9:11).
¿O tiene problemas de salud?
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los
ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del
Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si
hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos
a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho” (Santiago 5:14-16).
Lo diré de nuevo. Cualquiera que sea la pregunta
espiritual, Jesús es la respuesta.
3.- La Puerta
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será
salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan
10:9).
Esto hace referencia al Reino y nos recuerdan las
palabras del Salmo 23, “En lugares de delicados pastos me hará descansar”. La
salvación se encuentra por medio de Jesús. Él es la puerta al Reino. Habiendo
entrado a través de Él tendremos la libertad de entrar y salir cuando nos
plazca, morando en un estado de paz en medio de la abundancia. Ciertamente el
bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida, y moraremos
en la casa del Señor para siempre.
4.- El Buen Pastor
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da
por las ovejas” (Juan 10:11).
Nadie espera que las ovejas se cuiden a sí mismas.
Sus dueños contratan pastores para cuidarlas. El trabajo de un pastor es
responsabilizarse por la seguridad y cuido del rebaño. Muchos pastores
solamente asumen esa responsabilidad hasta el punto en que esta atenta contra
su propia seguridad, decidiendo que su vida vale más que la de las ovejas. Son
muy pocos los que arriesgan sus vidas para proteger sus ovejas, pero nuestro
Pastor, a sabiendas y conscientemente, murió por nosotros, porque no había otra
manera de hacerlo.
5.- La Resurrección Y La Vida
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en
mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26).
Esta es una declaración increíble. El Señor ya
había dicho que cualquiera que creyera en Él no moriría sino que tendría vida
eterna (Juan 3:16). Pero aquí Él nos da más detalles al decir que a
pesar de que un creyente muera físicamente, aun tendrá vida eterna. Él se
refería a la resurrección de todas aquellas personas que mueren en fe. Y luego
Él dijo que habrá algunas personas que nunca morirán, sino que pasarán de esta
vida directamente a la otra. Si no supiéramos sobre el Rapto, no podríamos
entender esto, pero ya que lo sabemos entonces podemos entender que Él estaba
hablando sobre una generación que estará viva cuando Él venga por Su Iglesia, y
que será cambiada de mortal a inmortal sin tener que morir antes. Y una vez más
el Señor confirmó que la única calificación para la vida eterna es la de creer
que Su muerte pagó por todo el precio de nuestros pecados.
6.- El Camino, Y La Verdad, Y La Vida
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan
14:6).
No existe ninguna otra manera de llegar a la
presencia de Dios que la de aceptar la muerte del Señor como pago total por
nuestros pecados. Como lo dijo Pedro,“Y en ningún otro hay salvación; porque
no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos” (Hechos 4:12). Jesús es el único remedio provisto por
Dios para el problema del pecado del hombre. Él es el único camino para la vida
eterna. Esta es la verdad de la Palabra de Dios.
7.- La Vid
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Es importante que entendamos que la salvación no es
un evento de producir frutos, por lo que en esta declaración Jesús estaba
hablando acerca nuestra vida después de que hemos sido salvos. Claro, un
incrédulo no produce frutos, y aun después que recibimos la salvación, los
creyentes automáticamente no producen frutos. Pero si le entregamos nuestra
vida a Él (Romanos 12:1-2) y respondemos al llamado del Espíritu Santo
que Él envió para guiarnos (Juan 14:26) sí podemos producir muchos
frutos.
Sino nuestras vidas no serán productivas porque sin
Él no podemos hacer nada que tenga un valor espiritual. Aun seremos salvos,
pero no seremos de más uso en la obra del Reino que las ramas, o pámpanos, que
el agricultor poda en tiempo de la siega. Pablo lo confirma en 1
Corintios 3:12-15.
El creyente sin frutos será salvo, pero como uno
que ha escapado del fuego.
Este no es un asunto de éxito o de fracaso desde el
punto de vista del mundo. Es un asunto de motivos. Muchos de nosotros verán sus
mejores logros ser quemados en el fuego porque los obtuvimos con motivos
equivocados, como la auto satisfacción, o para obtener el reconocimiento de los
demás, o aun por el deseo de “tener puntos” con Dios. Solamente aquellas cosas
que son provocadas por el Espíritu Santo en las que nuestro único motivo es la
gratitud por todo lo que se nos ha dado permanecerán. “Así que, no juzguéis nada
antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto
de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces
cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5).
Estos son los siete “Yo soy” en el Evangelio según
Juan. Como los milagros, estos revelan el Evangelio, pero ahora el mensaje
concierne lo que sucede después de la salvación. Yo le llamo la segunda parte
del mensaje del Señor a nosotros.
Jesús es el único que nos sustenta espiritualmente
(1). Por medio de Él obtenemos entendimiento y sabiduría espiritual para poder
vivir (2). Él nos ha dado entrada libre al Reino (3), al haber pagado el precio
de nuestra entrada con Su vida (4). Ya sea que muramos antes del Rapto o que
seamos tomados en vida en el mismo, Él nos ha garantizado nuestra vida eterna
con Dios (5). Él es el único que puede hacer esto (6) y por el resto de nuestra
vida en la Tierra, las cosas que hagamos por Su poder, producto de nuestra
gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros, son las únicas que importan (7).
Selah. 23/01/10.
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